miércoles, 1 de junio de 2011
jueves, 26 de mayo de 2011
Cromos

jueves, 19 de mayo de 2011
Abecedarios
lunes, 16 de mayo de 2011
domingo, 20 de febrero de 2011
La Bruxa
Pedro Solís consiguió este año el Goya al mejor corto de Animación con el cortometraje "La Bruxa".
Según el propio creador: "Es una fábula con moraleja que dice que hay que tener cuidado con lo que se desea porque se puede cumplir. Y cuando se cumple, muchas veces no se cumple como uno quiere". ¡A disfrutarlo!
(Para escuchar bien el corto no olvides parar el video de "Esos locos bajitos" que está a la izquierda, en la parte de arriba)
jueves, 23 de diciembre de 2010
Recortables para niñ@s
viernes, 17 de diciembre de 2010
Animación "Out of Sight"
Cuenta la historia de una niña ciega y de cómo, gracias a los otros sentidos, ve ella el mundo que la rodea.
Toda el corto está realizado con dibujos de acuarela como fondo.
Web oficial: www.evaty.url.tw./oos/
domingo, 3 de octubre de 2010
Tasta'm
Haz clic sobre la imagen
jueves, 19 de marzo de 2009
¡¡Feliz día del padre!!
Aquella noche, Geppeto se fue a dormir deseando que su muñeco fuese un niño de verdad. Siempre había deseado tener un hijo. Y al encontrarse profundamente dormido, llegó un hada buena y viendo a Pinocho tan bonito, quiso premiar al buen carpintero, dando, con su varita mágica, vida al muñeco.

Al día siguiente, cuando se despertó, Geppetto no daba crédito a sus ojos. Pinocho se movía, caminaba, se reía y hablaba como un niño de verdad, para alegría del viejo carpintero. Feliz y muy satisfecho, Geppeto mandó a Pinocho a la escuela. Quería que fuese un niño muy listo y que aprendiera muchas cosas. Le acompañó su amigo Pepito Grillo, el consejero que le había dado el hada buena.
Pero, en el camino del colegio, Pinocho se hizo amigo de dos niños muy malos, siguiendo sus travesuras, e ignorando los consejos del grillito. En lugar de ir a la escuela, Pinocho decidió seguir a sus nuevos amigos, buscando aventuras no muy buenas. Al ver esta situación, el hada buena le puso un hechizo. Por no ir a la escuela, le puso dos orejas de burro, y por portarse mal, cada vez que decía una mentira, se le crecía la nariz poniéndose colorada. Pinocho acabó reconociendo que no estaba siendo bueno, y arrepentido decidió buscar a Geppetto. Supo entonces que Geppeto, al salir en su busca por el mar, había sido tragado por una enorme ballena.
Pinocho, con la ayuda del grillito, se fue a la mar para rescatar al pobre viejecito. Cuando Pinocho estuvo frente a la ballena le pidió que le devolviese a su papá, pero la ballena abrió muy grande su boca y se lo tragó también a él. Dentro de la tripa de la ballena, Geppetto y Pinocho se reencontraron. Y se pusieran a pensar cómo salir de allí. Y gracias a Pepito Grillo encontraron una salida. Hicieron una fogata. El fuego hizo estornudar a la enorme ballena, y la balsa salió volando con sus tres tripulantes. Todos se encontraban salvados.
Pinocho volvió a casa y al colegio, y a partir de ese día siempre se ha comportado bien. Y en recompensa de su bondad el hada buena lo convirtió en un niño de carne y hueso, y fueron muy felices por muchos y muchos años.
domingo, 18 de enero de 2009
paraBebes.com
domingo, 14 de diciembre de 2008
Llegan las navidades...
Pero si quieres mantener lo clásico (entregarlas personalmente o por correo), pues también lo puedes hacer, imprimiéndolas desde la misma web.
Además, se pueden hacer cosas adicionales como sobres para regalos navideños, miniposters, señaladores navideños, tarjetas para colocar a tus invitados en la mesa, calendarios 2009…

sábado, 13 de diciembre de 2008

-¡Caramba! -exclamó Topo una noche mientras salía de su madriguera-. ¿Qué es eso?
La luna estaba suspendida en el cielo, encima de él, como una brillante moneda de plata. Topo pensó que aquella era la cosa más bonita que jamás había visto.
-Sea lo que sea, quiero tenerlo -pensó Topo-. ¡Ya sé, ya sé! Saltaré hacia arriba y lo bajaré.
¡BOING! ¡BOING!
-¡Topo! -dijo Conejo-. ¿Qué zanahorias estás haciendo?
-Hola, Conejo -respondió Topo-. Estoy intentando bajar esa cosa brillante de allá arriba.
-¿Te refieres a la Luna? -preguntó Conejo.
-¡Ahora ya sé cómo se llama -contestó Topo.
-Nunca lo conseguirás -afirmó Conejo-. No está tan cerca como parece.
Pero Topo no estaba dispuesto a rendirse.
-Ya lo tengo -pensó-. Cogeré un palo y le daré golpecitos a la Luna hasta hacerla caer.
Encontró un palo largo e intentó alcanzar la Luna.
¡FIIUU! ¡FIIUU!
-¡Topo! -gruñó Erizo-. ¿Qué caracoles estás haciendo esta vez?
-¡Hola, Erizo! -saludó Topo-. Estoy intentando bajar la luna.
-Nunca lo conseguirás -afirmó Erizo-. No está tan cerca como parece.
Pero Topo no estaba dispuesto a rendirse.
-Ya lo tengo -pensó-. Le lanzaré algo y, con el golpe, la derribaré.
Encontró algunas bellotas y las tiró en dirección a la Luna.
¡ZAS! ¡ZAS! ¡ZAASS! ¡ZAASS!
-¡Ayy! -protestó Ardilla-. Topo ¿es que te has vuelto loco?
-Hol, Ardilla -saludó Topo-. Estoy intentando guardar la Luna de un bellotazo.
-Nunca lo conseguirás -afirmó Ardilla-. No está tan cerca como parece.
Topo nunca había trepado antes a un árbol. Fue un trabajo duro, sobre todo porque le daba miedo estar tan lejos del suelo. Pero siguió adelante hasta que vio que la Luna casi rozaba las hojas de la copa del árbol, encima de él.
Topo estiró sus brazos todo lo que pudo, pero justo cuando creyó que ya tenía la Luna… ¡Resbaló!
¡Oh! ¡Ayy! ¡Auu! ¡Ooh!
Topo fue cayendo a trompicones y aterrizó,¡CHOOFF!,en medio de un charco.
-¡Córcholis! ¡Qué mala suerte! -pensó Topo-. ¡Esta vez casi lo consigo!
Entonces se dio cuenta de que algo flotaba dentro del charco que tenía al lado. Estaba muy pálida y arrugada, pero incluso así, Topo la reconoció enseguida.
Topo se sentó dentro del charco y rompió a llorar.Conejo, Erizo y Ardilla se acercaron corriendo hasta él.
-¿Te encuentras bien, Topo? -preguntó Conejo.
-Oh, Topo -dijo Conejo-. no has podido bajar la Luna.
-Y no has podido romperla -afirmó Erizo.
-Y seguro que volverás a verla -añadió Ardilla-. ¡Mira allí arriba!
-¡Oh! -susurró Topo-. ¡Y está más bonita que nunca!
Topo, Conejo, Erizo y Ardilla se pusieron de pie y juntos miraron fijamente a la Luna.
-Es hermosa -dijo Conejo.
-Muy hermosa -afirmó Erizo.
-Realmente muy hermosa -añadió Ardilla.
sábado, 4 de octubre de 2008
¿Por qué el abeto y el pino conservan sus hojas?

Saltando y aleteando cuando podía, llegó al bosque y encontró un árbol que le impresionó por lo grande que era y lo fuerte que parecía, era un roble, el pájaro le pidió permiso para refugiarse entre sus ramas hasta la llegada del buen tiempo. El roble le dijo, muy enfadado, que si le dejaba picotearía sus bellotas y le echó de mala manera.
El pájaro vio un árbol precioso de hojas plateadas y tronco blanco, era un álamo y pensó que le daría refugio. Le contó su problema y el álamo le echó con cajas destempladas diciéndole que iba a manchar sus bonitas hojas y su blanquísimo tronco.
Cerca de allí había un sauce que con sus largas ramas colgando hasta el suelo le pareció al pajarito que sería una buena casa para los fríos que se avecinaban. Pero igual que los demás le rechazó argumentando que no trataba nunca con desconocidos y pidiéndole que se marchara cuanto antes.
El pajarito empezó a saltar como podía con su ala rota sin llevar un rumbo fijo, un abeto le vio y le preguntó que le pasaba, el pobre se lo contó y el abeto le ofreció sus ramas mientras le indicaba donde hacía más calorcito. El pájaro le explicó que sería para todo el invierno y el árbol le dijo que así tendría compañía. El pino, que estaba cerca de su primo el abeto, se ofreció para protegerle del viento ya que sus ramas eran más grandes y fuertes.
El pájaro se preparó un lugar bien abrigadito en la rama más grande del abeto y protegido del viento por el pino se dispuso a pasar el invierno. El enebro se ofreció para que pudiera comer de sus bayas y no muriera de hambre.
Estaba muy contento y charlaba con sus amigos, los demás árboles hacían comentarios despectivos sobre ellos.
Aquella noche empezó a soplar el Viento del Norte fuerte y frío, iba pasando de árbol a árbol y sus hojas iban cayendo una tras otra. De pronto giró y de dirigió hacia donde estaban los amigos del pajarito, el Rey de los Vientos le frenó y le dijo que podía desnudar a todos los árboles menos a los que habían ayudado al pájaro.
El Viento del Norte los dejó en paz y conservaron sus hojas durante todo el invierno y desde entonces siempre ha sido así.
viernes, 19 de septiembre de 2008
Adivina adivinanza...
y llevo pintitas negras,
me encuentro en el jardín,
en las plantas o en la hierba.
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Va cargando siete puntos
sobre la espalda, no juntos.
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Soy una piedra preciosa
que se extravió en el jardín.
En la hiedra o en la rosa
me encuentras siempre en trajín.
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Mari quita su vestido,
todo lleno de lunares,
se posa sobre tus dedos,
y vuela hacia otros lugares.
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Abro mis alas de lunares
para volar
por todos los lugares.
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(Gracias Mary Carmen)
domingo, 7 de septiembre de 2008
Recortables para descargar
Preciosas casas para construir.
jueves, 21 de agosto de 2008
Aventuras de El Quijote
lunes, 18 de agosto de 2008
Caillou
La idea del guión es sencilla: un niño se identifica mejor con alguien que hable y sienta como él. Caillou refleja las sensaciones que puede tener un niño pequeño ante la sociedad y su entorno más cercano donde son muy importantes las primeras amistades que hace en el barrio y en la guardería.
Esta serie cuenta las aventuras de Caillou, un niño de 4 años que vive con Rosie, su hermana de 2 años, sus padres y su gato Gilbert. También cuenta la relación con sus abuelos y sus amigos (Leo, Clementine y Sarah).
Además de entretener, la producción incluye mensajes pedagógicos y transmite valores sociales tanto para niños como adultos.
Desde septiembre de 2006 se emite en la 2 de tve, todos los días a las 8:30.
Caillou recoge su juguetes
domingo, 17 de agosto de 2008
Zona Peques
sábado, 26 de julio de 2008
(Para escuchar bien el cuento no olvides parar el video de "Esos locos bajitos" que está a la izquierda en la parte de arriba)
ERA una hermosa tarde a fines del verano. Mamá pata había hecho su nido en la orilla del arroyo.
-Estos patitos tardan mucho en romper el cascarón -dijo, dando un suspiro.
Mamá pata estaba sola empollando sus huevos. Los demás patos se hallaban demasiado ocupados nadando y no venían a conversar con ella. Por fin, los patitos empezaron a golpear el cascarón con el pico hasta que lograron romperlo y pudieron salir. Uno a uno, se aventuraron a dar sus primeros pasos por el nido. Después de unos cuantos tropezones, se sacudieron y observaron. Los patitos estaban maravillados.
-¡Qué grande es el mundo! -decían, y en efecto así parecía después de haber estado metidos en un huevo.
-El mundo es mucho más grande -explicó mamá pata-. ¿Ya salieron todos? ¡Ay, no! Todavía falta aquel huevo grande. Una vieja pata se acercó a mirar. -Ese debe ser un huevo de pavo -dijo-. A mí me ocurrió eso mismo una vez. ¡No te imaginas mi preocupación! El chiquillo no se acercaba al agua por más que yo trataba de obligarlo. Mi consejo es que dejes ese huevo quieto y no le prestes atención -concluyó la vieja pata.
"No importa", pensó mamá pata. "Voy a empollarlo un rato más".
Al poco tiempo, mamá pata escuchó un "toc, toc". Era el nuevo bebé que sacaba la cabeza del cascarón.
"Éste no es un pavo", pensó mamá pata al verlo caminar. "Pero es tan grande y feo… Bueno, haré lo mejor que pueda". Al día siguiente, mamá pata los llevó a todos a nadar. El primer patito se lanzó al agua. ¡Plash! Luego, uno a uno se fueron zambullendo en el estanque, incluido el patito feo, y segundos después, todos se deslizaban suavemente en el agua. Luego, mamá pata llevó a la familia al corral de las aves.
-Háganle la venia a la gran pata mayor -dijo mamá pata-. La cinta que lleva alrededor de la pata le confiere distinción y honorabilidad.
Los patitos hicieron la venia con gran respeto. Luego, el pavo se acercó a mirarlos.
-¡Nunca había visto un patito tan grande y feo! -graznó.
Ahí comenzaron los problemas del patito feo. Todos lo trataban mal porque no era como los demás. Los otros patitos lo golpeaban y las gallinas lo picoteaban. El pobre patito feo se sentía muy triste. A medida que pasaba el tiempo, las cosas empeoraban. Nadie lo quería porque era diferente. Llegó un día en que el patito feo ya no aguantó más y huyó del corral. Corrió tan rápido como se lo permitían sus patas, hasta que se internó en el bosque. Como no sabía dónde estaba, decidió seguir corriendo sin parar. Por fin, llegó hasta un gran pantano en donde vivían unos patos salvajes. Allí se quedó, escondido bajo un matorral. Se sentía agotado y muy solo. A la mañana siguiente, los patos salvajes se acercaron a mirar al recién llegado.
-Hola -dijeron-. ¿Quién eres?
-Soy un pato de granja -respondió el patito feo, notando que los patos salvajes tenían un aspecto muy diferente a los patos del corral.
-¿Un pato? -exclamaron-. ¡Jamás habíamos visto un pato tan torpe como tú! Pero puedes quedarte aquí, si quieres. Hay espacio para todos. El patito feo estaba feliz de poder quedarse en el pantano, lejos de los crueles animales de la granja. El clima empezó a enfriar y las hojas de los árboles comenzaron a ponerse rojas y amarillas. Había llegado el otoño. Un día, el patito feo estaba buscando algo de comer entre los juncos, cuando dos jóvenes gansos se posaron junto a él.
-¡Hola, amigo! -saludaron-. ¿Quieres venir con nosotros? Vamos a otro pantano, donde hay otros gansos como nosotros.
Diciendo esto, alzaron el vuelo. Al patito feo le gustó la idea. Sin embargo, no había alcanzado a moverse cuando escuchó unos disparos. Aterrado, vio que los gansos caían al pantano. Un perro enorme corría a sacarlos. Se oían disparos de escopeta por todas partes. Otro perro llegó saltando por entre los juncos y por pocole pasa por encima al patito feo. El perro lo miró un instante y luego se fue.
-¡Qué suerte! -exclamó el patito feo, jadeante-. Soy tan feo que ni siquiera los perros me quieren. El patito feo pasó todo el día escondido entre los juncos. Finalmente, cuando el sol se ocultó, los perros se fueron y ya no hubo más disparos. Entonces, salió del agua y corrió por el bosque. Ya era de noche y el viento soplaba con fuerza. De repente, el patito feo se encontró frente a una casa que parecía abandonada. Una tenue luz se vislumbraba a través de la desbaratada puerta.
"Debo resguardarme de este viento", pensó el patito feo. Entonces se metió por una rendija de la puerta y buscó un rincón para pasar la noche. En la casa vivía una anciana con un gato y una gallina.
-¿Y quién es éste? -preguntó la anciana al día siguiente, al ver al patito feo. Él le explicó todo lo que había sucedido.
-Si ronroneas y pones huevos, te puedes quedar -dijo la anciana.
Por supuesto, el pobre patito feo no podía hacer ninguna de estas dos cosas. Se quedó triste y pensativo en un rincón, recordando cuán feliz había sido en el pantano. Al fin, el patito feo le dijo a la gallina:
-Quiero conocer el mundo.
-¡Estás loco! -comentó la gallina-. Pero no te voy a detener.
El patito feo logró llegar a un gran estanque. Allí pasaba los días nadando bajo el sol. En cierta ocasión, pasaron volando unas aves de cuello muy largo. Era la primera vez que el patito feo veía aves tan hermosas.
"Me encantaría ser su amigo", pensó.
Los vientos helados del invierno comenzaron a soplar. En poco tiempo, el agua del estanque empezó a congelarse. Era imposible soportar tanto frío.
Por fortuna, un campesino que pasaba por allí salvó al patito de morir congelado y se lo llevó a su casa, que estaba calientita. Lamentablemente, los hijos del campesino no lo dejaban en paz. Se la pasaban correteándolo por todas partes.
En la primera oportunidad que tuvo, el patito feo se escapó.
De alguna manera, el patito feo logró sobrevivir en el invierno. Una buena mañana, extendió las alas para sentir mejor el calor del sol. Casi sin darse cuenta, empezó a volar y llegó hasta un jardín con un gran estanque en medio. Tres hermosas aves blancas flotaban con elegancia en el agua. Eran cisnes, pero él no lo sabía.
"Voy a hablarles" se dijo. "Quizás me rechacen por ser tan feo, pero prefiero eso a que me picoteen las gallinas".
Se deslizó lentamente hacia donde estaban los cisnes e inclinó la cabeza. ¡Sorprendido, vio en el agua el reflejo de otro cisne hermoso!
-¡Mira, hay otro cisne! -dijeron unos niños que observaban el estanque desde la orilla-. ¡Es el más lindo de todos!
Al patito feo, que no era un pato sino un cisne, se le llenó el corazón de inmensa felicidad. ¡Al fin había encontrado su hogar!
miércoles, 23 de julio de 2008
Rescatando los juegos tradicionales
En algunos juegos son muy utilizadas las “retahílas” con las que se sortea, al principio del juego, quién se la queda, quién se libra... Algunas de ellas son:
En el Arca de Noé caben todos menos usted.
En un café se rifa un pez, al que le toque el número tres, uno, dos y tres.
Pinto, pinto, gorgorito vende las habas a treinta y cinco.- ¿En qué lugar? - En Portugal- ¿En qué calleja?- En la Moraleja. Salte tú por la puerta vieja.
Pito pito, colorito, ¿Dónde vas tu tan bonito? A la era verdadera, pin, pan, fuera.
Y ahora ya, sin más, empezamos a recordar algunos de esos divertidos juegos:
Cuatro jugadores se sitúan en las “cuatro esquinas” y el que se la queda se coloca en el centro del cuadrado y deberá arrebatarle una esquina a cualquiera de los otros cuatro, que se intercambian sus puestos entre sí desplazándose de una esquina a otra.
Cuando lo consiga, el jugador que se haya quedado sin esquina pasará a ocupar el centro del cuadrado y se reanuda el juego.

Pierde la persona que no logre sentarse en una silla. Se retira una persona y una silla. Y se comienza de nuevo. Suena la música o la canción y a dar vuelta alrededor de las sillas de nuevo. Hasta que pare la música o la canción. Y así sucesivamente hasta que solo quede un ganador.

Las normas son: Primero se sortean los turnos en los que se va a jugar. El que juega tira la piedra al cuadro número uno y va saltando a la pata coja, cuando llega al final da la vuelta y y cuando llega al número uno coge la piedra y salta.
Cuando acaba de pasar todos los números, lo hace con un ojo tapado o cerrado. Con el ojo tapado hace el mismo recorrido que antes.
Si la piedra cae en una raya se tiene que tapar un ojo y si la piedra cae por segunda vez en otra raya tiene que taparse los dos ojos.
Si lanza la piedra y cae fuera de la pita o en otro número al que no tiene que tirar, pasa el turno al siguiente porque ha fallado.

La gallinita da tres vueltas sobre sí misma y, con los brazos extendidos, intenta coger a alguien del corro. El resto intentará que se despiste agachándose, tocándola, apartándose... Cuando consigue dar con alguien, debe adivinar, solamente por el tacto, de quién se trata. Si acierta, coloca la venda a la persona que ha cogido, pasando a ser ésta la gallinita; si no, repite de nuevo.
domingo, 6 de julio de 2008
Creative Park
La idea es que disfrutemos creando nuestras propias manualidades gracias a una gran variedad de diseños para convertir nuestras tarjetas de felicitación o cartas en algo único y sorprendente.
viernes, 4 de julio de 2008
PERIQUÍN vivía con su madre, que era viuda, en una cabaña del bosque. Como con el tiempo fue empeorando la situación familiar, la madre determinó mandar a Periquín a la ciudad, para que allí intentase vender la única vaca que poseían. El niño se puso en camino, llevando atado con una cuerda al animal, y se encontró con un hombre que llevaba un saquito de habichuelas. -Son maravillosas -explicó aquel hombre-. Si te gustan, te las daré a cambio de la vaca. Así lo hizo Periquín, y volvió muy contento a su casa. Pero la viuda, disgustada al ver la necedad del muchacho, cogió las habichuelas y las arrojó a la calle. Después se puso a llorar.
Cuando se levantó Periquín al día siguiente, fue grande su sorpresa al ver que las habichuelas habían crecido tanto durante la noche, que las ramas se perdían de vista. Se puso Periquín a trepar por la planta, y sube que sube, llegó a un país desconocido. Entró en un castillo y vio a un malvado gigante que tenía una gallina que ponía un huevo de oro cada vez que él se lo mandaba. Esperó el niño a que el gigante se durmiera, y tomando la gallina, escapó con ella. Llegó a las ramas de las habichuelas, y descolgándose, tocó el suelo y entró en la cabaña.
La madre se puso muy contenta. Y así fueron vendiendo los huevos de oro, y con su producto vivieron tranquilos mucho tiempo, hasta que la gallina se murió y Periquín tuvo que trepar por la planta otra vez, dirigiéndose al castillo del gigante. Se escondió tras una cortina y pudo observar como el dueño del castillo iba contando monedas de oro que sacaba de un bolsón de cuero.
En cuanto se durmió el gigante, salió Periquín y, recogiendo el talego de oro, echo a correr hacia la planta gigantesca y bajó a su casa. Así la viuda y su hijo tuvieron dinero para ir viviendo mucho tiempo. Sin embargo, llegó un día en que el bolsón de cuero del dinero quedó completamente vacío.
Se cogió Periquín por tercera vez a las ramas de la planta, y fue escalándolas hasta llegar a la cima. Entonces vio al ogro guardar en un cajón una cajita que, cada vez que se levantaba la tapa, dejaba caer una moneda de oro. Cuando el gigante salió de la estancia, cogió el niño la cajita prodigiosa y se la guardó. Desde su escondite vio Periquín que el gigante se tumbaba en un sofá, y un arpa, oh maravilla!, tocaba sola, sin que mano alguna pulsara sus cuerdas, una delicada música. El gigante, mientras escuchaba aquella melodía, fue cayendo en el sueño poco a poco.
Apenas le vio así Periquín, cogió el arpa y echó a correr. Pero el arpa estaba encantada y, al ser tomada por Periquín, empezó a gritar: -Eh, señor amo, despierte usted, que me roban! Despertose sobresaltado el gigante y empezaron a llegar de nuevo desde la calle los gritos acusadores: -Señor amo, que me roban! Viendo lo que ocurría, el gigante salió en persecución de Periquín. Resonaban a espaldas del niño pasos del gigante, cuando, ya cogido a las ramas empezaba a bajar. Se daba mucha prisa, pero, al mirar hacia la altura, vio que también el gigante descendía hacia él.
No había tiempo que perder, y así que gritó Periquín a su madre, que estaba en casa preparando la comida: -Madre, traigame el hacha en seguida, que me persigue el gigante! Acudió la madre con el hacha, y Periquín, de un certero golpe, cortó el tronco de la trágica habichuela. Al caer, el gigante se estrelló, pagando así sus fechorías, y Periquín y su madre vivieron felices con el producto de la cajita que, al abrirse, dejaba caer una moneda de oro.
FIN
martes, 1 de julio de 2008
La vaquita

Pedí un deseo, a ver si vuelo,
Soña despierto, volá conmigo
Confiá en mi vuelo
Y quizá mas tarde, otra primavera,
La vaquita de San Antonio
domingo, 29 de junio de 2008
Adivina adivinanza...
1. Si la tengo, no te la doy. Y si no la tengo, te la doy.
2. Tan redonda como un queso, nadie puede darle un beso.
3. Adivina quien yo soy: al ir parece que vengo, y al venir, es que me voy.
4. Doy calorcito, soy muy redondo, salgo prontito y tarde me escondo.
5. Te la digo, te la digo, te la vuelvo a repetir, te la digo 20 veces y no la sabes decir.
6. Va y viene, va y viene. Pero está siempre en el mismo lugar.
7. ¿Qué cosa es... ?¿Qué cosa es... que corre mucho y no tiene pies?
8. Adivina quién soy: cuanto más lavo más sucia voy.
9. Todo el mundo lo lleva, todo el mundo lo tiene. Porque a todos les dan uno en cuanto al mundo vienen.
10. Mi nombre empieza con bo, no soy bota ni botijo. ¡Bobo, tonto!, ¡si ya te lo he dicho!
Y si no lo sabes, la respuesta es:
1. La razón.
2. La luna.
3. El cangrejo.
4. El sol.
5. La tela.
6. La puerta.
martes, 24 de junio de 2008
lunes, 23 de junio de 2008
domingo, 22 de junio de 2008

Cierto día llegaron al palacio imperial dos pícaros muchachos, pidiendo ser recibidos por su majestad. Decían que eran unos afamados sastres que venían de lejanas tierras. El emperador, al conocer la noticia, les hizo pasar inmediatamente.
- Majestad, hemos traido una tela que es una maravilla -dijo uno de los pícaros.
- No la pueden ver los ignorantes, pero a los inteligentes les gusta mucho -dijo el otro.
El emperador se entusiasmó con lo que decían y pidió a los falsos sastres que le comenzaran inmediatamente un vestido con aquella tela, que enseñaría a todo el mundo.
Los pícaros pidieron para los gastos grandes sumas de dinero y joyas valiosísimas. Hacían creer que cortaban y cosían el vestido, cuando, en realidad, no cosían nada. Y aquellos que los veían, para que no les llamaran ignorantes, decían que era un vestido muy original.
Llegó un día en que el emperador fue a probarse el famoso vestido. Cuando se lo presentaron quedó admirado. ¡No veía el vestido! Y para que sus súbditos no pensaran que no era inteligente, decidió disimular.
Todo el pueblo esperaba que pasara el emperador, ya que tenía gran curiosidad sobre cómo sería el majestuoso ropaje. Entonces apareció el emperador. Iba caminando desnudo ante el asombro de todos.
Un gran silencio se hizo en la calle, pero nadie dijo nada para que no se le llamara ignorante. Solo un niño, con su inocencia, dijo:
- ¡Mirad, mirad, el emperador va desnudo!
Ante esto, todo el mundo dijo lo mismo y el emperador sintió mucha vergüenza. Fue un día triste para él. Aprendió una gran lección: LO IMPORTANTE EN ESTA VIDA NO SON LOS ROPAJES, SINO SER SINCERO EN TODO LO QUE HACES.
sábado, 21 de junio de 2008
Trabalenguas

El dicho que a ti te han dicho que dicen que he dicho yo, ese dicho yo no he dicho porque el dicho que yo he dicho es un dicho mejor dicho que el dicho que a ti te han dicho que dicen que he dicho yo.
Tres tristes tigres tragaban trigo en un trigal,¿Cuál de los tres tristes tigres tragaba más?
Erre con erre guitarra erre con erre barril rápido ruedan las ruedas por los rieles del ferrocarril
El perro de San Roque no tiene rabo porque Ramón Ramírez se lo ha robado. Y al perro de Ramón Ramírez ¿quién el rabo le ha robado?
El cielo está enladrillado, ¿quién lo desenladrillará? El desenladrillador que lo desenladrille buen desenladrillador será.
Pablito clavó un clavito ¿qué clavito clavó Pablito? Cabral clavó un clavo ¿qué clavo clavó Cabral?
Cuando cuentes cuentos, cuenta cuántos cuentos cuentas porque cuando cuentas cuentos, nunca cuentas cuántos cuentos cuentas.
Si mi gusto no gusta del gusto que gusta tu gusto, qué disgusto se llevará tu gusto si mi gusto no gusta del gusto que gusta tu gusto.
El rey de Parangaricutirimicuaro se quiere desparangaructirimicuarizar, el que lo desparangaricutirimicuarize un buen desparangaricutirimicuarizador será.
Compré pocas copas pocas copas compré y como compré pocas copas pocas copas pagué.
Preciosas canciones de cuna
sábado, 7 de junio de 2008
Curiosikid

Curiosikid es una web infantil especial para aprender jugando, experimentando. Lo mejor de esta página es la sección llamada Experimenta en la que se pueden encontrar un montón de experimentos que el niño puede realizar en casa con ayuda de un adulto. Los experimentos están agrupados en 8 grandes áreas: Planeta Tierra, los secretos del aire, lo invisible, descubriendo el agua, lo infinitamente pequeño, el mundo de los extremos, vivir de mil maneras y máquinas para explorar el mundo. Cada área viene acompañada de fichas con mucha información que se pueden imprimir.
lunes, 26 de mayo de 2008
Carta de un niño a sus padres

a veces solo pido para ver hasta cuanto puedo coger.
No me grites,
te respeto menos cuando lo haces, y me enseñas a gritar a mí también, y yo no quiero hacerlo.
No me des siempre órdenes,
si en vez de órdenes, a veces me pidieras las cosas, yo lo haría más rápido y con más gusto.
si me prometes un premio dámelo, pero también si es un castigo.
No me compares con nadie, especialmente con mi hermano o mi hermana,
si me haces sentir mejor que los demás, alguien va a sufrir, y si me haces sentir peor que los demás seré yo el que sufra.
No cambies de opinión tan a menudo sobre lo que debo hacer,
decide y mantén esta decisión.
Déjame valerme por mi mismo,
si tú lo haces todo por mí, nunca podré aprender.
No digas mentiras delante de mí, ni me digas que lo haga por ti,
aunque sea para sacarte de un apuro; me haces sentir mal y perder la fe en lo que me dices.
a veces, ni yo mismo lo sé.
Cuando estás equivocado en algo, admítelo
y crecerá la opinión que yo tengo de ti, y así me enseñaras a admitir mis equivocaciones también. Trátame con la misma amabilidad y cordialidad con que tratas a tus amigos,
porque seamos familia no quiere decir que no podamos ser amigos también.
No me digas que haga un cosa que tú no la haces,
yo aprendo de lo que tú haces y no dices, pero nunca hará lo que tu dices y no haces.
Trata de comprenderme y ayudarme
cuando te cuente un problema no me digas “no tengo tiempo para bobadas” o “eso no tiene importancia”.
Si realmente me quieres, dímelo
aunque me sonroje, a mí me gusta oírlo.

Una noche voló una golondrina a la ciudad. Seis semanas antes habían partido sus amigas para Egipto; pero ella se quedó atrás. Entonces divisó la estatua sobre la columnita. -Voy a cobijarme allí.. Pero al ir a colocar su cabeza bajo el ala, he aquí que le cayó encima una pesada gota de agua. -¡Qué curioso! -exclamó-. No hay una sola nube en el cielo, las estrellas están claras y brillantes, ¡y sin embargo llueve!
La Golondrina miró hacia arriba y vio a la estatua llorar. -¿Quién sois? -dijo. -Soy el Príncipe Feliz. -Entonces, ¿por qué lloriqueáis de ese modo? -Estoy tan alto en este pedestal que veo todas las fealdades y todas las miserias de mi ciudad, y aunque mi corazón sea de plomo, no me queda más recurso que llorar -dijo-. Allí abajo hay una pobre vivienda con un niño muy enfermo. Tiene fiebre y pide naranjas. Su madre no puede darle más que agua del río. Golondrina, ¿no quieres llevarle el rubí del puño de mi espada? -Me esperan en Egipto -respondió la Golondrina-. Pero me quedaré una noche con vos y seré vuestra mensajera. Entonces la Golondrinita arrancó el gran rubí de la espada del Príncipe y, llevándolo en el pico, puso el gran rubí en la mesa de la familia pobre, sobre el dedal de la costurera. Entonces la Golondrina se dirigió a todo vuelo hacia el Príncipe Feliz y le contó lo que había hecho. A la noche siguiente, la estatua le volvió a hab

Entonces la Golondrina arrancó el ojo del Príncipe y voló hacia la buhardilla del estudiante. Entró en ella y le dejó el zafiro. Y parecía completamente feliz. Al salir la luna la noche siguiente, voló hacia la estatua. -He venido para deciros adiós -le dijo. -¡Golondrina, Golondrina, Golondrinita! -exclamó el Príncipe-. ¿No te quedarás conmigo una noche más? -Es invierno -replicó la Golondrina- y pronto estará aquí la nieve glacial. En Egipto calienta el sol sobre las palmeras verdes. -Allá abajo, en la plazoleta -contestó el Príncipe Feliz-, tiene su puesto una niña vendedora de cerillas. Se le han caído las cerillas al arroyo, estropeándose todas. Arráncame el otro ojo, dáselo y su padre no le pegará. -Pasaré otra noche con vos -dijo la Golondrina-, pero no puedo arrancaros el ojo porque entonces os quedaríais ciego del todo. -¡Golondrina, Golondrina, Golondrinita! -dijo el Príncipe-. Haz lo que te mando. Entonces la Golondrina volvió de nuevo hacia el Príncipe y emprendió el vuelo llevándoselo. Se posó sobre el hombro de la vendedorcita de cerillas y deslizó la joya en la palma de su mano. - Ahora estáis ciego. Por eso me quedaré con vos para siempre. -No, Golondrinita -dijo el pobre Príncipe-. Tienes que ir a Egipto. -Me quedaré con vos para siempre -dijo la Golondrina. Y se durmió entre los pies del Príncipe. A la mañana siguiente, voló por los barrios sombríos y vio las pálidas caras de los niños que se morían de hambre, mirando con apatía las calles negras. Entonces la Golondrina reanudó su vuelo y fue a contar al Príncipe lo que había visto. -Estoy cubierto de oro fino -dijo el Príncipe-; despréndelo hoja por hoja y dáselo a mis pobres. Hoja por hoja arrancó la Golondrina el oro fino hasta que el Príncipe Feliz se quedó sin brillo ni belleza y lo distribuyó entre los pobres. La pobre Golondrina tenía frío, cada vez más frío, pero no quería abandonar al Príncipe: le amaba demasiado para hacerlo. Picoteaba las migas a la puerta del panadero cuando éste no la veía, e intentaba calentarse batiendo las alas. Pero, al fin, sintió que iba a morir. No tuvo fuerzas más que para volar una vez más sobre el hombro del Príncipe. -¡Adiós, amado Príncipe! -murmuró-. Permitid que os bese la mano. -Me da mucha alegría que partas por fin para Egipto, Golondrina -dijo el Príncipe-. -No es a Egipto adonde voy a ir -dijo la Golondrina-. Voy a ir a la morada de la Muerte. La Muerte es hermana del Sueño, ¿verdad? Y besando al Príncipe Feliz en los labios, cayó muerta a sus pies. En el mismo instante sonó un extraño crujido en el interior de la estatua, como si se hubiera roto algo. A la mañana siguiente, muy temprano, el alcalde se paseaba por la plazoleta con dos concejales de la ciudad. Al pasar junto al pedestal, levantó sus ojos hacia la estatua. -¡Dios mío! -exclamó-. ¡Qué andrajoso parece el Príncipe Feliz! Y tiene a sus pies un pájaro muerto. Realmente habrá que promulgar un bando prohibiendo a los pájaros que mueran aquí. Entonces fue derribada la estatua del Príncipe Feliz y la fundieron. -¡Qué cosa más rara! -dijo el oficial primero de la fundición-. Este corazón de plomo no quiere fundirse en el horno; habrá que tirarlo como desecho. Los fundidores lo arrojaron al montón de basura en que yacía la golondrina muerta. Un día, Dios le dijo al más bondadoso de los ángeles: -Tráeme las dos cosas más preciosas del mundo. Y el ángel le llevó el corazón de plomo y el pájaro muerto. Has elegido bien -dijo Dios-. En mi jardín del Paraíso este pajarillo cantará eternamente, y en mi ciudad de oro el Príncipe Feliz repetirá mis alabanzas.
PIN-PON
PIN-PON ES UN MUÑECO
MUY GUAPO Y DE CARTÓN, DE CARTÓN,
SE LAVA LA CARITA
CON AGUA Y JABÓN
SE DESENREDA EL PELO
CON PEINE DE MARFIL, DE MARFIL,
Y AUNQUE SE DÉ TIRONES
NO LLORA NI HACE ASÍ.
CUANDO COME LA SOPA
NO ENSUCIA EL DELANTAL, DELANTAL,
Y CUANDO VA A LA ESCUELA
ES UN BUEN COLEGIAL
APENAS LAS ESTRELLAS
EMPIEZAN A LUCIR, A LUCIR,
PIN-PON SE VA A LA CAMA
SE ACUESTA Y ADORMIR, A DORMIR.
domingo, 25 de mayo de 2008

Para dibujar un niño
Los tres cerditos

El pequeño hizo la casita de paja, para acabar antes y poder irse a jugar con su otro hermanito, que como él, era un poquito holgazán y nunca encontraban tiempo para trabajar en la construcción de su casita.
El mediano construyó una casita de hojas y hierbas del bosque. Al ver que su hermano pequeño había terminad ya, se dio prisa para irse a jugar con él.
El cerdito mayor, que era mucho más inteligente y práctico que sus hermanos construyó su casita de ladrillos.
- Ya veréis lo que hace el lobo con vuestras casas- riñó a sus hermanos mientras éstos se lo pasaban en grande.
El lobo que pasaba por allí se escondió detrás de un árbol observando a los dos cerditos más pequeños como jugaban, esperando el momento de ir tras ellos para comérselos.
El lobo salió detrás del cerdito pequeño y él corrió hasta su casita de paja, pero el lobo sopló y sopló y la casita de paja derrumbó.
El lobo persiguió también al cerdito por el bosque, que corrió a refugiarse en casa de su hermano mediano. Pero el lobo sopló y sopló y la casita de hierba derribó. Los dos cerditos salieron pitando de allí.
Casi sin aliento, con el lobo pegado a sus talones, llegaron a la casa del hermano mayor.
Los tres se metieron dentro y cerraron bien todas las puertas y ventanas. El lobo se puso a dar vueltas a la casa, buscando algún sitio por el que entrar. Con una escalera larguísima trepó hasta el tejado, para colarse por la chimenea. Pero el cerdito mayor puso al fuego una olla con agua. El lobo comilón descendió por el interior de la chimenea, pero cayó sobre el agua hirviendo y se escaldó.
Escapó de allí dando unos terribles aullidos que se oyeron en todo el bosque. Se cuenta que nunca jamás quiso comer cerdito. Los tres hermanitos desde entonces se pasan el día en el bosque tocando música, que era su diversión favorita.
martes, 20 de mayo de 2008
Cuentos para dormir

El mono imitamonos

subiéndose a los árboles y colgándose de sus ramas.
Unas veces se colgaba con las manos y otras con los pies.
Y cuando oscurecía y muy bien no se veía,
el mono parecía un pijama puesto a secar.
Este mono era un mono imitamonos.
Que un mono se comía un coco, pues él se comía otro.
Que su madre chillaba, pues a chillar él también.
¡Y hay que ver lo bien que sonaba!...
...Y andando, andando, llegó a un parque.
El mono entonces no se pudo contener, y de un salto se subió a un árbol.
En el parque había un señor calvo sentado en un banco.
El mono, al verle, bajó del árbol y se sentó en otro banco.
Y al poco rato pasó por ahí Don Paco, que, después de la comida volvía a la oficina.
-¿Eh? ¿Qué estoy viendo? ¿Un mono sentado en un banco? -dijo todo asustado-
¡A lo mejor es fiero!
Y Don Paco, quer era un poco miedica, se dio la vuelta a toda prisa.
-¡Socorro, socorro, un mono! -gritaba mientras corría.
Y el mono, que le vio, le imitó y echó a correr detrás de él.
Y así dieron muchas vueltas por una plazoleta, hasta que el mono se cansó y volvió al banco a sentarse otro rato.
Pero Don Paco siguió corriendo durante mucho tiempo, pues tan nervioso estaba que no se dio cuenta de que el mono había vuelto al banco a sentarse otro rato.
Y cuando, por fin, vio que ningún mono le seguía, dejó de correr a toda prisa y se fue despacio a la oficina.
-Eso del mono es muy raro-se decía-.
Ha debido de ser una visión. Cosas de la digestión. ¡No vuelvo a comer perejil con jamón!
Mientras, el mono seguía en el banco descansando un rato.
Y pasó por allí una vieja que todos los días se daba una vuelta.
-Buenas tardes-dijo la vieja al mono. Y el mono la imitó y dijo:
-Buenas tardes-él también. Pero no le salió muy bien, porque eso de hablar es cosa muy difícil para todo animal.
-Debe de ser aleman. Se le entiende muy mal. -Se dijo la vieja-.
Pero, ¿qué digo? Más bien tiene cara de chino. Y, pasito a pasito, se alejó despacito...